Aún sin terminar, el Superior General de la FSSPX bendijo el seminario de los EE.UU. construido en una zona rural de Virginia, localidad de Dillwyn. En principio hospedará unos 120 seminaristas. Es indudable que la liturgia y la doctrina tradicional atrae vocaciones. Otras obras, como la de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, o el seminario de la Diócesis de Ciudad del Este en Paraguay, sin ser estrictamente tradicionalistas estaban también repletos de vocaciones. Lamentablemente desde Roma, por uno u otro motivo, los disolvieron. Días antes de la inauguración Francisco se reunió con una secta luterana sueca, la más liberal y permisiva en materia moral, despreciada inclusive por los luteranos más conservadores. Si el Vaticano, tal como está hoy, tuviera el poder real de intervenir en los asuntos de la FSSPX, ¿qué pasaría con estas obras? Parece difícil pensar que pudieran seguir prosperando.
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